Terapia para jóvenes y adolescentes en Hortaleza – Madrid. Cuando el problema ya no se llama adolescencia.

Tu hijo ya no es el mismo.
Unas veces salta por cualquier cosa.
Otras se encierra y no sabes ni qué piensa.
Hay días que parece enfadado,
y otros que parece apagado del todo.

Tú intentas aguantar.
Estar cerca sin agobiar.
No perder la calma.
Pero cada vez pesa más.

Y lo que más te golpea no son los portazos ni el silencio.
Es preguntarte si algún día volverás a reconocer al hijo que tenías delante.

Lo que ves en casa y no sabes cómo romper

Las conversaciones se han reducido a “sí”, “no” o a un grito.
O directamente a silencio.

Un día desaparece en su habitación.
Al siguiente está en el salón, pero con la mirada perdida.

Tú pruebas de todo:
ser blando, ser duro,
dar espacio, insistir.

Pero lo sientas o lo dejes,
la distancia sigue ahí.

Lo que ya has probado (y no sirve)

Ya has probado a razonar.
Has probado a callar.
Has probado a ser paciente.
Y también a marcar límites.

Te has informado, has buscado consejos,
has pedido opinión a otros padres.

Y aun así, lo mismo:
él sigue distante,
con la rabia dentro o la mirada vacía.

Cada cosa que intentas rebota en la misma pared.
Y te quedas solo frente a ella.

Hay un día en que te das cuenta de que lo has intentado todo.
Y lo único que te queda es observarle.

¿Recuerdas la última vez que le viste reírse de verdad?
¿Cuánto hace que no te cuenta algo sin que le preguntes antes?
¿En qué momento empezaste a sentir que tienes miedo, aunque no quieras admitirlo?

No es una simple “fase”.
No es rebeldía de la edad.
No es un bache sin importancia.

Cuando se atasca así, no se mueve solo.
Se queda parado.
Y lo que empieza como un gesto o un silencio,
se convierte en un hábito.

No porque esté enfermo,
sino porque aprende a vivir desconectado,
lejos de ti y lejos de sí mismo.

Y el riesgo es que tú también te adaptes a esa distancia.

¿Esto o lo de siempre?

Cuando un adolescente se apaga, puedes optar por lo habitual:
llevarle a un sitio cerca de tu casa en Hortaleza (Madrid) donde pueda expresarse y recibir comprensión.
O probar otra forma: alguien que le corte las excusas y le enseñe a sostenerse.

No son caminos opuestos, pero sí distintos.
Y elegir importa, porque lo que hagas ahora marcará lo que venga después.

¿Qué crees que necesita más tu hijo ahora?

Qué hago yo (y qué no)

No le escucho con cara amable.
No le doy técnicas para calmarse.
No hago terapia de manual.

Tampoco le suelto frases bonitas.
Ni le digo que todo está bien.

Trabajo con él.
Directo. Sin rodeos.
Sin disfrazar lo que veo.
Sin empujar, pero sin dejarle escapar.

Le confronto.
Le ubico.
Le animo a hacer lo que toca.
Y lo que toca casi nunca es lo que apetece.
Lo correcto no es portarse bien.
Es elegir lo que cuesta.
Lo que no da alivio inmediato,
pero te deja sentirte bien contigo mismo después.

Y cuando lo hace —aunque sea mal—
empieza a respetarse.

No por lo que logra.
Sino por lo que implica para si mismo.

Y cuando eso pasa,
deja de esconderse.
Ya no actúa para escapar, ni para agradar.
Actúa porque sabe que puede.

Y ahí, por primera vez en mucho tiempo,
empieza a sentirse bien.
Pero no por alivio.
Por dignidad.

Me llamo Eugenio

No soy psicólogo clínico ni hago terapia con informes y diagnósticos.
No trabajo con etiquetas.

Tampoco me dedico a escuchar con cara amable o a dar consejos de manual.
Lo que hago es encarar lo real, sin adornos.

Trabajo con adolescentes de Hortaleza y de otros barrios de Madrid que se sienten perdidos:
atascados en la rabia,
hundidos en el vacío,
desconectados en su habitación o enredados en una pantalla.

Unos callan y se apartan.
Otros revientan por dentro.
Casi todos creen que lo saben todo,
pero no saben cómo sostenerse a sí mismos.

Yo no vengo a dar explicaciones.
Vengo a provocar un movimiento.
Que empiecen a respetarse.

Aunque al principio no confíen.
Aunque lo pongan difícil.

Si hay un hueco, lo aprovecho.
Y me quedo ahí mientras hacen lo que toca:
lo que duele, lo que pesa, lo que cambia.

Soy padre,
y sé lo que duele mirar a tu hijo y sentir que lo estás perdiendo.

Trabajo con jóvenes y adolescentes de entre 13 y 21 años.

Dónde pongo el corte

No acepto trabajar con chavales que no piensan moverse ni un milímetro.
Tampoco con padres que quieren controlar todo el proceso.
Esto no es para eso.
Es para quienes están dispuestos a dejar el disfraz.
Y mantener lo que no entienden del todo.

No hay sesiones conjuntas.
No estoy aquí para mediar.
Estoy aquí para trabajar con tu hijo,
desde dentro.
Aunque al principio no le apetezca.
Aunque al inicio se resista.

Tampoco hago milagros.
Y esto no funciona si tú no haces tu parte.

Podrás consultarme lo que necesites.
Estaré disponible para ti.
Pero no para explicarte cada paso,
sino para que tú también sostengas lo que te toca.

No te voy a dar tareas.
Ni te voy a corregir.
Pero si no cambias nada en tu lugar,
lo suyo también se estanca.

Esto no va de culpas.
Va de que él se mueva.
Y tú también.

Lo que puede pasar si se mueve

No esperes un giro instantáneo.
No va a salir de aquí siendo otro.
No va a convertirse en el hijo modelo.
Ni en alguien siempre feliz.

Lo que sí pasa, cuando empieza a respetarse,
es que deja de huir.
Y aprende a plantarse, aunque le cueste.

Ahí es cuando cambia lo esencial:
toma decisiones con más seguridad,
aguanta lo incómodo sin romperse,
y actúa por sí mismo.

No para complacerte.
No para encajar.
Por él.

Ese cambio no se nota en la superficie.
Se nota en el fondo,
cuando lo ves sostenerse sin excusas.

Problemas frecuentes que trabajo con adolescentes en Hortaleza

No todos llegan por lo mismo. Estos son algunos de los motivos más comunes que trato en Hortaleza con jóvenes que se sienten atascados.

Problemas de conducta y conflictos familiares

🔹 Si en casa hay gritos, mentiras o enfrentamientos constantes, crearemos estrategias para mejorar la convivencia y recuperar el respeto. No se trata de imponer normas rígidas, sino de ayudarle a gestionar su frustración y asumir su responsabilidad.

➡️ Ver cómo gestionar problemas de conducta en adolescentes en Hortaleza – Madrid

Falta de motivación y desinterés por todo

🔹 Si sientes que ha perdido las ganas de hacer cosas, que “pasa” de todo y que nada parece importarle, trabajaré en recuperar su impulso y sentido de dirección. Le ayudo a encontrar lo que realmente le motiva y a salir del estancamiento.

➡️ Ver cómo recuperar la motivación de un joven en Hortaleza – Madrid

Baja autoestima e inseguridad

🔹 Si constantemente se compara con los demás, se siente “menos que los demás” o evita hacer cosas por miedo a fallar, trabajaremos en reconstruir su confianza desde dentro, sin necesidad de aprobación externa.

➡️ Ver cómo fortalecer la autoestima en adolescentes en Hortaleza – Madrid

Estrés y sensación de agobio

🔹 Si se siente desbordado por la presión, tiene dificultades para relajarse o evita ciertas situaciones por miedo a no poder con ellas, trabajaré en desarrollar herramientas para gestionar el estrés sin que le controle.

➡️ Ver cómo ayudar a tu hijo a gestionar el estrés en Hortaleza – Madrid

Ansiedad en adolescentes

🔹 Si notas que está sobrepasado/a por los estudios, las expectativas o la vida en general, trabajaremos en reducir la ansiedad, entender su origen y desarrollar herramientas para gestionarla mejor.

➡️ Ver cómo reducir la ansiedad en adolescentes en Hortaleza – Madrid

Dificultades para socializar y hacer amigos

🔹 Si le cuesta relacionarse, conectar con los demás o se siente solo/a, le ayudaré a desarrollar habilidades sociales sin forzarlo/a a “ser más sociable”. Se trata de que aprenda a conectar con los demás desde su autenticidad.

➡️ Ver cómo mejorar sus habilidades sociales en Hortaleza – Madrid

Uso excesivo del móvil, redes y videojuegos

🔹 Si pasa horas pegado/a a la pantalla y cualquier intento de limitar su tiempo online acaba en discusión, trabajaremos en establecer límites saludables sin que sienta que le estás castigando o quitando algo esencial.

➡️ Ver cómo equilibrar el uso de móvil y videojuegos en Hortaleza – Madrid

Precio

Esto cuesta 40 € por sesión online.
Y 45 € si prefieres hacerlo presencial.

No hay bonos.
No hay sesiones de prueba.
No hay descuentos por confianza.

Cada sesión tiene un valor:
abrir una rendija.
Sostener una decisión.
Empezar a moverse cuando todo dentro dice que no.

Hortaleza (Madrid): un modelo flexible que funciona

Dirección: C. de Andorra, 22, Hortaleza, 28043 Madrid

En Hortaleza ofrezco sesiones presenciales con disponibilidad limitada: solo por las mañanas todas las semanas, y tardes en semanas alternas. Es un piso pequeño, pero ya lo estoy utilizando con varios adolescentes y la experiencia está siendo un formato que da muy buen resultado.

En muchos casos, trabajar con sesiones presenciales cada dos semanas funciona perfectamente. Y cuando hace falta dar un empujón, podemos intercalar alguna sesión online.
No siempre es necesario vernos todas las semanas para que el proceso avance. Lo importante es que haya implicación, continuidad y un ritmo que tenga sentido para lo que está viviendo vuestro hijo.

Si vivís cerca y os interesa explorar esta opción, lo hablamos.
Puede no ser la sede perfecta, pero puede encajar muy bien con lo que necesitáis ahora.

Cómo contactar conmigo

Escríbeme o llámame si de verdad quieres hablar de lo que pasa en casa. No si solo tienes curiosidad.