Rebeca, 14 años – Superando un Trastorno Alimenticio
junio 27, 2024 0

Caso Práctico: Rebeca, 14 años – Superando un Trastorno Alimenticio

Introducción

Rebeca, una chica de 14 años, comenzó a mostrar signos de un trastorno alimenticio a la edad de 13 años, poco después de que su padre fue diagnosticado con una enfermedad grave. El fallecimiento de su padre marcó un punto de inflexión en su vida, intensificando su autoexigencia y provocando un comportamiento autodestructivo en relación con la comida.

La gravedad del trastorno alimenticio de Rebeca la llevó a ser ingresada en el hospital durante un tiempo. Este periodo fue extremadamente difícil tanto para ella como para su madre. Rebeca fue tratada en un hospital de día, donde recibía atención médica y psicológica intensiva. Cada día en el hospital era una batalla contra su mente y su cuerpo, una lucha constante por encontrar la fuerza para comer y cuidar de sí misma.

Contexto y Disparador

El diagnóstico de la enfermedad de su padre sumió a Rebeca en una profunda angustia y ansiedad. A medida que la salud de su padre empeoraba, Rebeca sintió una creciente necesidad de controlar su entorno, lo que se manifestó en su relación con la comida. El fallecimiento de su padre fue un golpe devastador que la dejó emocionalmente destrozada y exacerbó su trastorno alimenticio y su autoexigencia. Ver a su padre luchar y finalmente perder la batalla contra la enfermedad fue una experiencia desgarradora que rompió su corazón y la dejó con un vacío imposible de llenar.

Impacto en la Madre

La madre de Rebeca, Lucía, también sufrió enormemente durante este período. No solo tuvo que enfrentar la pérdida de su marido, sino que también tuvo que ver cómo su hija se desmoronaba emocionalmente. Lucía se sentía impotente, abrumada por el dolor y la preocupación. Intentaba ser fuerte para Rebeca, pero el estrés y la tristeza también la afectaban profundamente. Cada vez que Rebeca rechazaba la comida o se castigaba a sí misma, Lucía sentía una puñalada en el corazón. Su desesperación la llevó a buscar ayuda desesperadamente, con la esperanza de salvar a su hija de caer aún más en la oscuridad.

Intervención y Proceso de Mentoría

Evaluación Inicial y Empatía

  • En las primeras sesiones, mi objetivo principal fue construir una relación de confianza con Rebeca. Quería entender su perspectiva y las emociones que influían en su comportamiento. Dediqué tiempo a escucharla atentamente, era necesario abrir la válvula para que saliese la presión y el dolor antes de empezar a trabajar.
  • Me hice una idea clara de sus patrones de pensamiento, creencias, y comportamientos asociados con su trastorno alimenticio y su autoexigencia. A la vez, empecé a introducir preguntas que la hicieran tomar conciencia de ella misma y a empujarla a cuestionarse sobre el sentido de sus acciones.
  • Involucré a su madre, Lucía, en el proceso inicial para obtener una visión completa del entorno familiar y asegurarme de que tanto Rebeca como su madre se sintieran apoyadas y comprendidas desde el principio. Esto también ayudó a Lucía a entender cómo podía apoyar mejor a su hija en el proceso de recuperación.

Establecimiento de Metas y Plan de Acción

Rebeca estableció un objetivo claro (SU objetivo): “SENTIRME BIEN CONMIGO MISMA“. En una escala de 0 a 10, dijo que actualmente esa sensación estaba en un 1 y quería llegar a un 9 en el plazo de un año. Identificó claramente los puntos que le permitirían saber que se estaba sintiendo bien con ella misma al nivel 9 y no en un 5 o un 7. A partir de ahí generamos una Hoja de Ruta para llegar a ese objetivo. Mi trabajo consistiría simplemente en proporcionarle las herramientas para cada paso del camino. Tres de los puntos del camino importantes eran qué debía de aceptar, a qué debía de renunciar, y qué debía adquirir para alcanzar la meta:

    • Qué debía aceptar. Dijo, muy acertadamente, que debía aceptar que necesita ayuda y apoyo, y que su bienestar es una prioridad. Aceptar también que habrá días difíciles y recaídas, pero que forman parte del proceso de recuperación.
    • A qué debía renunciar. Renunciar a la autoexigencia excesiva y a los pensamientos negativos que la llevaban a castigarse. Dejar ir la necesidad de control absoluto sobre su entorno y sobre su vida.
    • Qué debía incorporar. Hábitos y rutinas saludables como la práctica regular de vivir el momento, el presente, la realización de ejercicios físicos moderados y una dieta adecuada. También incluir técnicas de manejo del estrés en su día a día, y la capacidad de disfrutar de pequeñas, pero importantes, cosas.

Autocuidado y Responsabilidad Personal

Adquirir la responsabilidad sobre si misma y asumir que nadie iba a venir a salvarla, que era ella la que se tenía que hacer cargo de si misma, era algo sobre lo que habíamos dialogado en profundidad y ella misma lo había colocado como prioritario dentro de su Plan de Acción. Así que profundizamos sobre ello:

  • Fomenté en Rebeca la importancia de establecer rutinas diarias dirigidas a su autocuidado físico y emocional. Esto significaba asegurarse de que prestaba atención a alimentarse adecuadamente, descansar lo suficiente y realizar actividades que la hicieran sentir bien consigo misma. Le enseñé a ver el autocuidado físico y emocional no como un lujo, sino como una necesidad básica para su alcanzar su objetivo de sentirse bien con ella misma.
  • Trabajé con ella para que asumiera la responsabilidad de su autocuidado físico y emocional. Esto implicaba reconocer y responder a sus necesidades sin esperar a que otros lo hicieran por ella. La alenté a tomar decisiones que beneficiaran su salud mental y física, y a entender que ella era la principal responsable de su bienestar.
  • Tenía que ser consciente de las barreras que iban a aparecer a la hora de llevar a la práctica sus ideas, así que ayudé a Rebeca a identificar los desencadenantes que afectaban negativamente su bienestar emocional y físico. Juntos desarrollamos estrategias para manejar estos desencadenantes de manera efectiva y poder saltar las barreras.

Transformación de Obstáculos en Oportunidades

  • Ayudé a Rebeca a entender que cada obstáculo en la vida, cada cosa que no le gustaba, era una oportunidad para aprender y crecer. Trabajamos en cambiar su perspectiva para ver los desafíos como oportunidades de aprendizaje o acciones que la harían sentir orgullosa.
  • Le enseñé a identificar y reflexionar sobre las lecciones que podía aprender de cada dificultad, y a utilizar esas experiencias para fortalecer su resiliencia y autoestima.

Reestructuración Cognitiva

  • Trabajamos en la identificación y reestructuración de pensamientos negativos y distorsionados. El objetivo era que Rebeca desarrollara una visión más racional y menos emocional de lo que ocurría con ella y su entorno. Le enseñé a cuestionar sus pensamientos: ¿Qué hechos demostraban esas ideas o pensamientos? ¿Y cuáles los contradecían? Esta visión más racional le ayudó a tomar perspectiva y a entender que no todos sus pensamientos eran reflejo de la realidad, lo que le permitió tomar decisiones más equilibradas y sensatas.

Apoyo Emocional y Duelo

  • Le proporcioné un espacio seguro para hablar sobre su dolor y tristeza por la pérdida de su padre. La apoyé en el proceso de duelo, permitiéndole expresar sus sentimientos y encontrar formas constructivas de lidiar con su pérdida.

La Importancia de Otros Profesionales en el Proceso

Es fundamental reconocer la importancia de la colaboración con otros profesionales de la salud mental en casos complejos como el de Rebeca. La intervención multidisciplinaria puede incluir:

  • Psiquiatras: Para la prescripción de medicamentos cuando sea necesario, especialmente para tratar comorbilidades como la depresión o la ansiedad.
  • Nutricionistas o Dietistas: Para desarrollar un plan de alimentación saludable y educar sobre la nutrición adecuada.
  • Médicos Generalistas: Para supervisar la salud física general y tratar las complicaciones médicas derivadas del trastorno alimenticio.
  • Trabajadores Sociales: Para proporcionar apoyo adicional y recursos para la familia del joven.
  • Enfermeros Especializados: Para la monitorización diaria de la salud y el progreso, especialmente en casos graves que requieran hospitalización.

Mi objetivo es trabajar en conjunto con estos profesionales para asegurar un enfoque integral y efectivo, proporcionando un apoyo complementario que potencie los beneficios de la intervención médica y terapéutica.

Resultados

Tras varios meses de sesiones regulares y dedicación tanto por parte de Rebeca como de su familia, se observaron cambios significativos en su bienestar:

  • Mejora en la Relación con la Comida: Rebeca desarrolló una relación más saludable con la comida, logrando reducir significativamente los comportamientos restrictivos y compulsivos.
  • Reducción de la Autoexigencia: Rebeca aprendió a ser más compasiva consigo misma y a gestionar su autoexigencia de manera más equilibrada.
  • Manejo del Estrés y la Ansiedad: Las técnicas de manejo del estrés ayudaron a Rebeca a controlar su ansiedad, permitiéndole enfrentar mejor los desafíos diarios.
  • Afrontamiento del Duelo: Rebeca encontró formas saludables de lidiar con la pérdida de su padre, lo que le permitió avanzar en su proceso de duelo.

Conclusión

El caso de Rebeca muestra cómo, a través de la perseverancia, la constancia y el apoyo adecuado, es posible superar desafíos emocionales y desarrollar una vida más equilibrada y saludable. Su historia es un testimonio del poder transformador de la mentoría y la importancia de abordar tanto los problemas emocionales subyacentes como los comportamientos superficiales. La lucha de Rebeca fue intensa y dolorosa, llena de momentos de desesperación y lágrimas, pero también de una increíble fortaleza y resiliencia. Su transformación es un ejemplo inspirador de cómo, incluso en los momentos más oscuros, es posible encontrar la luz y el camino hacia la recuperación.

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