¿Tu hijo/a está enganchado al móvil? Ayuda en Colmenar Viejo
¿Sientes que tu hijo/a está atrapado en el mundo digital y que esto le genera un estrés constante?

Hoy en día, los adolescentes en Colmenar Viejo pasan gran parte de su tiempo en redes sociales y plataformas digitales. Lo que podría ser una fuente de entretenimiento y conexión, a menudo se convierte en una fuente de estrés, comparación y ansiedad. Como padre o madre, quizás ya has intentado hablar con tu hijo/a sobre su uso excesivo del móvil, pero a veces la respuesta es un cierre aún mayor o una mayor dependencia de la tecnología.
Mi enfoque no consiste en simplemente decirle que “desconecte” o limitar su tiempo en redes, sino en acompañarle a desarrollar autonomía digital. Esto significa que aprenda a gestionar su tiempo online de manera saludable, entendiendo qué le beneficia y qué le está afectando negativamente, para que pueda usar la tecnología como una herramienta, no como una fuente de presión.
Tabla de contenidos
Cuáles son las Señales de Estrés y Dependencia Digital en Adolescentes
Las señales de que un adolescente está luchando con el estrés relacionado con el mundo digital pueden variar, pero en general incluyen:
Reacción ansiosa al no poder usar el móvil o la tablet
Si se le pide que apague el móvil, su respuesta puede ser de irritabilidad, mal humor o incluso angustia.
Comparación constante con otros en redes sociales
Pasa horas revisando perfiles de amigos o influencers, y suele expresar que se siente "inferior" o "poco exitoso/a" en comparación.
Cambios en los hábitos de sueño debido al uso del móvil
Se queda despierto/a hasta tarde revisando redes, lo que afecta su energía y concentración durante el día.
Baja autoestima ligada a la falta de “me gusta” o seguidores
Su estado de ánimo fluctúa en función de la respuesta que recibe en sus publicaciones, y puede volverse más retraído/a si no obtiene la validación esperada.
Evita actividades offline por miedo a perderse algo online (FOMO)
Prefiere quedarse en casa navegando en redes sociales que salir con amigos o participar en actividades fuera de la pantalla.
Dificultad para concentrarse en tareas que requieren esfuerzo sostenidos
Su capacidad de atención ha disminuido, y le cuesta enfocarse en los estudios o incluso en conversaciones presenciales sin revisar el móvil cada pocos minutos.
Si reconoces varias de estas señales en tu hijo/a, es posible que esté experimentando un nivel de dependencia digital que impacta en su bienestar emocional. Si tienes dudas o simplemente quieres comentarme tu caso, escríbeme sin compromiso.
Cómo Afecta la adicción a pantallas y redes sociales a los Jóvenes
El uso desmedido de la tecnología no solo afecta la autoestima de los adolescentes, sino que también impacta varias áreas de su vida:
Ámbito Académico
La constante distracción por notificaciones y la necesidad de estar siempre conectados afecta directamente su capacidad de concentración. Esto no solo se traduce en un bajo rendimiento académico, sino también en la pérdida de interés por aprender. Las tareas se acumulan, generando una sensación de fracaso que impacta su autoestima. Con el tiempo, pueden empezar a evitar asignaturas que antes disfrutaban, perdiendo el gusto por estudiar y aprender.
Ámbito Social
Aunque los jóvenes parecen estar “conectados” a través de sus redes, muchos experimentan una profunda soledad. El miedo a quedarse fuera de lo que está ocurriendo (FOMO) puede llevarles a obsesionarse con su vida online, mientras que sus relaciones en la vida real se debilitan. Esto crea un ciclo de aislamiento donde, a pesar de estar rodeados de interacciones virtuales, se sienten cada vez más desconectados y vacíos. Poco a poco, pueden comenzar a evitar situaciones sociales presenciales por temor a no estar a la altura de lo que muestran en sus perfiles.
Ámbito Familiar
El uso excesivo del móvil puede crear una brecha entre padres e hijos, dificultando la comunicación y el entendimiento mutuo. Las comidas en familia, las conversaciones cotidianas y el tiempo compartido pasan a un segundo plano frente a las pantallas. Esta priorización de la vida digital genera tensiones y malentendidos, ya que los padres pueden interpretar esta actitud como falta de interés, lo que lleva a discusiones que solo aumentan el malestar en casa. En algunos casos, los adolescentes se sienten juzgados e incomprendidos, reforzando su necesidad de refugiarse aún más en el mundo digital.
¿Cómo Puedes Ayudar a tu Hijo/a a Manejar la Relación con la Tecnología?
En lugar de imponer restricciones que solo aumentan la resistencia, es más eficaz abrir un diálogo sincero con tu hijo/a sobre cómo el uso del móvil está afectando su bienestar. Entiendo que como padre o madre puede ser frustrante ver cómo se pasa horas en la pantalla y sentir que cualquier intento de limitarlo/a solo acaba en discusiones. La clave está en crear un espacio donde pueda expresarse sin miedo a ser juzgado/a o sermoneado/a, para que sienta que le entiendes en lugar de controlarle.
Más que imponer normas externas, se trata de acompañarle para que él/ella mismo/a aprenda a identificar cuándo el uso de la tecnología le está afectando negativamente y cómo gestionarlo de forma más consciente. Al darle la oportunidad de reflexionar sobre su tiempo en línea, puede desarrollar un sentido de autocontrol y responsabilidad. A veces, los adolescentes solo necesitan saber que pueden tomar decisiones que les beneficien, sin la presión constante de “hacer lo correcto”. Como padre o madre, puede ser un alivio ver cómo, poco a poco, empieza a usar la tecnología de una manera más equilibrada, sin que esta domine su vida ni la relación familiar.
¿Necesitas ayuda o apoyo para que tu hijo recupere el control de su vida digital?

Conóceme
Eugenio
Acompaño a jóvenes que se sienten perdidos a recuperar su rumbo
Soy Eugenio y mi trabajo es ayudar a los adolescentes a encontrar claridad cuando sienten que están atrapados. No doy discursos ni soluciones prefabricadas, pero sí les ayudo a cuestionarse lo que les está frenando y a ver opciones que no habían considerado.
Trabajo con jóvenes que han perdido la motivación, que sienten que nada tiene sentido o que chocan con todo a su alrededor. A veces, lo que más necesitan no es que les digan qué hacer, sino alguien que les ayude a ver lo que no están viendo.
Si tu hijo está en un momento complicado y no sabes por dónde empezar, podemos hablar. A veces, una sola conversación puede cambiar la dirección de muchas cosas. ¿Probamos?
Caso inspirado en experiencia real
La Historia de Javier (16 años)
“No sé qué hacer con mi hijo… el móvil lo tiene completamente absorbido”
Marta llegó a mí con una mezcla de angustia y frustración. Su hijo Javier, de 16 años, pasaba horas sumergido en su móvil. “No hay forma de hablar con él, todo termina en discusiones”, me dijo con los ojos llenos de preocupación. Las notas de Javier habían caído en picado, ya no veía a sus amigos y pasaba cada vez más tiempo encerrado en su habitación. Marta se sentía impotente al ver cómo su hijo se alejaba y se consumía en una vida digital que no comprendía.
La primera sesión: el muro de la resistencia Cuando Javier llegó a nuestra primera sesión, se sentó frente a mí con los brazos cruzados, mirando al suelo. “Estoy aquí porque me han obligado”, murmuró. Durante un buen rato, sus respuestas fueron cortas y llenas de desinterés. Noté su incomodidad al hablar de su vida online. Pero, en lugar de empujarle a que me contara más, le di espacio para que hablara cuando estuviera listo.
Finalmente, después de unos silencios largos y tensos, Javier soltó una frase que parecía pesarle: “A veces me gustaría poder desconectar de todo, pero no puedo parar… me siento vacío si lo hago”. Ese fue nuestro punto de partida.
El dolor detrás de la pantalla A medida que avanzábamos en las sesiones, comenzamos a desentrañar lo que realmente le estaba pasando a Javier. No se trataba solo de “estar enganchado al móvil”. Descubrimos que, detrás de su adicción a las redes, había un profundo miedo al rechazo. Javier sentía que, si no estaba siempre disponible, sus amigos dejarían de contar con él. Cada vez que veía a sus compañeros pasándolo bien en Instagram, una sensación de insuficiencia lo atravesaba. “Es como si todos vivieran vidas increíbles y yo… no soy suficiente”, me confesó con los ojos enrojecidos.
Javier no solo se comparaba constantemente, sino que también había llegado a un punto donde medía su propio valor según la cantidad de “me gusta” y comentarios que recibía en sus publicaciones. Sin embargo, lo que más le dolía era que, a pesar de estar siempre conectado, se sentía cada vez más solo.
Un proceso de toma de conciencia, no de soluciones rápidas A lo largo de nuestras sesiones, no le di respuestas ni soluciones mágicas. En lugar de eso, exploramos juntos las preguntas que le pesaban. “¿Qué buscas cuando te pasas horas en el móvil? ¿Qué te hace sentir más vacío?” Poco a poco, Javier comenzó a tomar conciencia de que no era su móvil lo que necesitaba, sino una conexión más real consigo mismo y con quienes le rodeaban.
Hubo momentos duros. Una de las veces, Javier llegó a la sesión visiblemente afectado. Me contó que había intentado dejar el móvil a un lado durante un día entero y que la ansiedad fue tan fuerte que acabó encerrado en el baño llorando. Pero también fue en ese momento cuando comenzó a darse cuenta del peso que llevaba encima y de que necesitaba aprender a soltar.
El cambio que vino desde dentro Sin presiones ni instrucciones, Javier empezó a experimentar con pequeños pasos hacia la desconexión consciente. No porque yo se lo dijera, sino porque él mismo lo eligió. Descubrió que, al dejar su móvil fuera de la habitación antes de dormir, su mente se sentía menos agitada. Volvió a salir con un par de amigos que había dejado de ver, y aunque al principio se sentía torpe y fuera de lugar, empezó a disfrutar de nuevo de las conversaciones cara a cara.
Marta me comentó que, aunque Javier aún tiene sus días difíciles, hay un cambio profundo en él. “No sé si es porque ha dejado un poco el móvil o porque se ha encontrado a sí mismo, pero lo veo más presente”, me dijo con una sonrisa tímida.
No se trató de imponer límites, sino de que Javier encontrara su propio camino hacia una vida más conectada consigo mismo.
¿En qué consisten las sesiones de mentoría?
Mis sesiones no se enfocan en prohibir el uso de la tecnología, sino en desarrollar una autonomía digital para que tu hijo/a pueda gestionar su vida online de forma saludable. Durante las sesiones individuales, trabajamos en:
¿Cómo es el proceso?
Escuchar sin juicios
En la primera sesión, me concentro en escucharle de verdad, sin interrumpir ni presuponer lo que siente. Mi prioridad es que tu hijo/a se sienta cómodo/a para abrirse y expresar sus preocupaciones respecto al uso de la tecnología, sin el temor a ser regañado/a o criticado/a, como quizás ocurre en casa o en el colegio. Aquí, en un espacio donde no se le exige nada, puede expresar libremente qué le impulsa a estar tanto tiempo conectado/a y cómo se siente realmente al respecto. A menudo, simplemente ser escuchado/a sin juicio ya es un alivio que marca una gran diferencia en su disposición para reflexionar y cambiar.
Identificar fuentes de estrés digital
En las siguientes sesiones, trabajamos juntos para entender qué aspectos del uso digital le generan más ansiedad y estrés. Puede ser la presión por responder de inmediato a sus amigos, el miedo a no estar al día (FOMO) o la sensación de que su valor depende de la aprobación que recibe en redes. Nos enfocamos en desmenuzar estas fuentes de presión para que él/ella pueda identificarlas por sí mismo/a. A veces, son aspectos que ni siquiera había reconocido como problemáticos, pero que le generan un malestar constante. Una vez que estas fuentes de estrés están claras, puede empezar a desactivar esos patrones de forma más consciente.
Desarrollar estrategias para un uso más consciente
No se trata de eliminar la tecnología ni de convertirla en un enemigo, sino de enseñarle a utilizarla de forma que realmente le aporte valor y no le drene emocionalmente. Juntos, diseñamos estrategias personalizadas para que pueda establecer límites saludables que no le resulten imposibles de cumplir. Esto incluye desde aprender a dejar el móvil fuera de su habitación durante la noche, hasta identificar actividades offline que le proporcionen satisfacción y bienestar. Además, trabajamos en cómo puede tomar decisiones más conscientes sobre cuándo y cómo usar su tiempo en línea, para que sea una elección y no un hábito automático.
¿Cómo enfoco el trabajo con tu hijo/a?
No soy un profesor, soy un mentor
Mi rol no es imponer reglas, sino guiarle para que entienda cómo el uso de la tecnología está afectando su vida y cómo puede tomar el control.
No se trata de terapia, sino de un espacio para replantearse y avanzar
Si bien utilizo herramientas de la psicología y el coaching, mi enfoque no es clínico. Es un espacio de diálogo y reflexión donde tu hijo/a puede explorar cómo quiere relacionarse con la tecnología sin sentirse juzgado/a.
Le invito a tomar decisiones valientes sobre su tiempo digital
Parte del proceso consiste en que se atreva a tomar descansos del móvil, a probar actividades fuera de la pantalla y a reconocer el valor de la desconexión intencional.
Sé que como padre/madre, lo que deseas es que tu hijo/a recupere un uso más equilibrado y positivo de la tecnología, que no esté tan atrapado en las redes sociales y que pueda disfrutar de su vida tanto dentro como fuera de la pantalla. No ofrezco soluciones mágicas, sino un acompañamiento personalizado para que tu hijo/a aprenda a gestionar su vida digital y reducir el estrés que le genera.
Colmenar Viejo
Dónde Trabajo
Vivo en Colmenar Viejo y es aquí donde realizo mis sesiones presenciales, en un entorno tranquilo y privado pensado para que los jóvenes se sientan cómodos y puedan expresarse con libertad. No es solo un lugar de trabajo, es parte de mi día a día, lo que me permite ofrecer un acompañamiento cercano y accesible.
Calle de las Higueras, 6. 28770. Colmenar Viejo. Madrid
Si prefieres mayor flexibilidad, también realizo sesiones online, para que podamos trabajar desde donde estéis más cómodos.
Preguntas Frecuentes sobre la Mentoría para Recuperar la Motivación
¿En qué se diferencia este servicio de simplemente imponer límites de uso del móvil?
A diferencia de imponer restricciones que muchas veces solo generan resistencia, mi enfoque se centra en que el adolescente entienda por sí mismo/a cómo el uso excesivo del móvil le afecta y qué puede hacer para gestionarlo mejor. En lugar de reglas impuestas desde fuera, se trata de que aprenda a tomar decisiones conscientes y a desarrollar una relación más equilibrada con la tecnología. El objetivo es que él/ella sea quien elija cómo y cuándo usar su tiempo digital de manera que le beneficie.
¿Qué puedo esperar como padre/madre al finalizar las sesiones?
Al finalizar el proceso, puedes esperar que tu hijo/a tenga una mayor conciencia sobre cómo el uso de la tecnología está influyendo en su vida diaria. No solo habrá aprendido a establecer límites saludables, sino que también habrá desarrollado herramientas para reducir el estrés y la ansiedad que le genera estar siempre conectado/a. Mi objetivo es que, al final, tu hijo/a se sienta más seguro/a, con mayor control sobre su vida digital y más motivado/a para disfrutar de actividades offline.
¿Cuánto tiempo lleva ver cambios en el comportamiento digital de mi hijo/a?
El tiempo para ver cambios puede variar según cada adolescente, pero normalmente se empiezan a notar mejoras graduales desde las primeras sesiones. Al trabajar en un espacio seguro y sin juicios, muchos jóvenes empiezan a reflexionar sobre sus hábitos digitales rápidamente y se muestran más dispuestos a probar nuevas formas de gestionarlos. Sin embargo, el objetivo no es un cambio instantáneo, sino que tu hijo/a aprenda a desarrollar una relación más sana con la tecnología que pueda sostener a largo plazo.